Oraciones
Vida eterna
en el seno del Padre,
Vida de los hombres y mujeres
hechos a tu semejanza,
por tu Amor
da a conocer,
revela tu corazón!
La verdadera contemplación
«La verdadera contemplación consiste en tener el espíritu y el corazón unidos a Jesús, hablar, actuar, pensar como Él. No hay vida más activa que la suya, y a la vez más contemplativa. Siempre unido a su Padre, he aquí nuestro modelo, nuestro único guía.
Son las almas ardientes y activas las que están llamadas a hacer los mayores progresos en la vida contemplativa. Son ellas las que mejor realizan los designios de Nuestro Señor.
¿De qué sirve contemplar un modelo si no se tiene el valor para reproducirlo?
El alma activa saca las consecuencias de su oración, pone en acción las luces que recibe en ella, trabaja orando, siendo humilde, entregándose, sacrificándose. Esta es la verdadera puesta en práctica de la vida de Jesús. Es dueña de sí misma, gobierna todas sus facultades, todo concurre a su santificación.
Una Oblata debe pedir ardientemente este espíritu contemplativo pues es la esencia de su vocación.»
(Luisa Teresa de Montaignac)
¡Oh Jesús
¡Oh Jesús
Vida eterna
en el seno del Padre,
Vida de los hombres y mujeres
hechos a tu semejanza,
por tu Amor
da a conocer,
revela tu corazón!
(Luisa Teresa de Montaignac)
Jesús, mi Divino Maestro
Jesús, mi Divino Maestro
concédeme para orar
un corazón según tu corazón.
El amor es la vida de tu corazón haz que sea la vida del mío;
que él dirija mis pensamientos,
mis deseos, mis acciones.
El amor me abrió tu corazón, para que,
contemplando las virtudes de las cuales Él es la fuente,
el modelo y el motivo, las imite por amor.
Haz que el amor realice en mi corazón esta imitación,
que él me introduzca en el tuyo,
que allí me mantenga, que allí me fortifique,
y me haga cada vez más agradable a tus ojos,
y te consagre allí mi último suspiro. Amén.
(Luisa Teresa de Montaignac)
Oración de la fiesta de la Bienaventurada Luisa-Teresa de Montaignac,
(27 de junio)
« Señor, Tú que inspiraste
a la Bienaventurada Luisa Teresa
el deseo ardiente de entregarse totalmente a tu Amor,
contemplado en el Corazón de Jesús.
Concédenos por su intercesión
creer siempre en este Amor,
y ser sus testigos. »