FORMACION EN LA CASA MADRE, PALABRAS DE APERTURA
Les deseo sean bienvenidas a nuestra Casa-Madre, a este lugar de fundación, para esta experiencia única que debe ser, y será ciertamente, llena de sentido para su vida de Oblata.
Nosotras venimos de 3 continentes y de 11 países y nosotras representamos las tres ramas del Instituto. Somos de diferentes culturas, de diferentes naciones, lenguas y de diferentes tradiciones. Para la mayor parte de ustedes, es la primera vez que vienen a este lugar y a la cuna del Instituto.
Para nosotras, Oblatas (oblatos), la Casa-Madre es un lugar donde venimos a recargar fuerzas, a forjar nuestra identidad y nuestra misión. Es el lugar de encuentro, es la fuente. Es aquí que hemos recibido la misión y hemos sido enviadas para ser presencia viva de la ternura, de la misericordia y de la consolación de Dios en nuestro mundo.
Las invito a vivir este tiempo de formación sobre la Espiritualidad del Instituto como una peregrinación. Que bello será vivir algunas semanas con un corazón de peregrino y de hacer de esta experiencia única, un acontecimiento de gracia en su vida y en la vida de nuestro Instituto.
El peregrino tiene los ojos fijos sobre un fin que hay que alcanzar. Ustedes están llamadas a encarnar el corazón de Cristo, a ser sus testigos, portadores y servidores en la vida de todos aquellos que les son confiados. No hay otro camino que aquel de Jesucristo. Mírenle bien durante las próximas 5 semanas, dejando que su Espíritu las transforme cada vez más en discípulos.
El peregrino lleva poco equipaje, solamente lo esencial, hagan lo mismo. No pierdan su tiempo en eso que no sirve en su búsqueda: se trata de abrirse a la acción transformadora de Dios.
El verdadero peregrino camina descalzo, es un signo de humildad.
Yo rezo para que cada una, cada uno viva estas semanas siendo consiente que uno puede siempre aprender algo nuevo y profundizar siempre más.
El peregrino madruga para caminar antes que caliente el sol de mediodía. Es uno de los aspectos del esfuerzo y de la disciplina que se necesita para alcanzar el fin. Este no es un curso académico, no confiere ningún diploma… Es por eso que no es suficiente hacer un esfuerzo solamente al final… el fruto se dará en la medida del esfuerzo de cada una/uno para vivir cada día según lo que cree, según su deseo de avanzar a donde Dios quiere y como él lo quiere.
El peregrino aprecia la belleza y el mundo de las artes. En Francia, (en la Casa-Madre) hay mucho de arte y mucha belleza donde ustedes pueden aprovechar. Pero lo más bueno es siempre la persona humana. Sobre la ruta (este trayecto) ustedes tendrán la ocasión de conocerse mutuamente, y en profundidad. Es una experiencia única y vital, que es hacerse conocer y de conocer a la otra. Esto les ayudara en su misión de oblata.
Hacer una peregrinación es una experiencia de comunión. El camino, el mismo fin, las dificultades, todo esto creado por fuertes lazos entre los peregrinos. Yo espero que será así para ustedes durante estas semanas, porque en la unión, ustedes se ayudaran, se sentirán apoyadas, seguras, libres, felices; condiciones que ayudan en la profundización de nuestro carisma y al crecimiento del Cuerpo entero. Una experiencia fuerte de comunión les enseñara como suscitarla en el seguimiento, en sus familias, comunidades y grupos. “Nada es más importante que la unión entre nosotras”. L.T.
Con todo el Instituto, en Iglesia nosotras estamos en peregrinación hacia la Casa del Padre, donde hay una sola mesa y donde todos somos hermanos y hermanas.
Ustedes vienen de numerosos países, de culturas diferentes. Yo deseo que ustedes experimenten aquí la alegría de la fraternidad que no conoce ni divisiones ni prejuicios de raza, de cultura o de tradición, sino más bien la felicidad de formar parte de esta gran familia espiritual de la Oblatas del Corazón de Jesús. Yo deseo que ustedes salgan de esta formación con un corazón más grande, más apto para comunicar a aquellas y aquellos a los que han sido enviadas: a animarlos a trabajar con coraje en el Reino de Dios y a la comunión en el Instituto y en la Iglesia. “Nuestra Misión es de Unir”. L.T.
Ofreciéndoles este tiempo privilegiado, sus responsables les muestran que ellas están convencidas de la importancia de la formación hoy para la vida de una Oblata. Ellas han hecho todo lo posible para que este tiempo de formación sea para cada una y cada uno, un tiempo de gracia, un don de Dios; en particular para eso que concierne a nuestra Oblación, un llamado a un compromiso más profundo en respuesta a este don.
Yo deseo que ustedes aprovechen plenamente estas semanas. …Y si ustedes viven como el peregrino, los ojos puestos sobre Jesucristo, sin equipajes inútiles en la humildad, la verdad, la transparencia la acogida, la comunión… entonces la experiencia será verdaderamente fecunda y portara muchos frutos en sus vidas y en todo el Instituto.
Quiero que sepan ustedes que muchas de nuestras oblatas rezan por ustedes, en sus comunidades, grupos y países.
Yo les dejo con un equipo coordinador competente y experimentado. Ellas están felices de caminar con ustedes. Ellas harán todo aquello que ellas puedan para ayudarles en el conocimiento y profundización de nuestra espiritualidad.
Que el Señor, por intercesión de la Virgen María, nuestra Reina y Madre, y de Luisa Teresa, nos guíen y nos acompañen a lo largo de esta formación. Que su llamado resuene más profundamente en nosotras y nos anuncie una nueva esperanza, alegre y fuerte, para esta peregrinación “fuera de nuestras tiendas” hacia un Reino de gracia y de comunión.
Julia Sousa
Superiora General