LAS OBLATAS DEL CORAZON DE JESUS EN EL SALVADOR 1895 – 2015
El 2015 ha sido nombrado por nuestro Papa Francisco el año de la Vida Consagrada, invitándonos a: mirar al pasado con gratitud, vivir el presente con pasión y abrazar el futuro con esperanza.
Haciendo eco de sus palabra, en este día nos detenemos a mirar nuestro pasado con gratitud, por eso mismo, damos gracias al Señor por celebrar en este año los CXX años de fundación de nuestro Colegio Sagrado Corazón y XXV años de la Beatificación de Luisa Teresa de Montaignac, nuestra fundadora, el 4 de noviembre.
Nuestra llegada a América.
A fines del siglo XIX, el presidente Rafael Zaldívar, un liberal pragmático que gobernó en El Salvador entre 1876 – 1885, instauró un fuerte anticlericalismo: tuvo conflictos con el obispo y expulsó a las congregaciones religiosas, laicizando la enseñanza en el país.
En 1890, Zaldívar se encontraba en París (Francia) acompañado de su esposa, Sara Guerra y su hija María Zaldívar. Su esposa y su hija eran mujeres profundamente cristianas y deseaban hacer algo para reparar el daño causado por el presidente Zaldívar: querían establecer una institución educativa que formara cristianamente a la juventud salvadoreña, pero con profesoras vestidas de civil, ya que las leyes de ese entonces prohibían el ingreso al país de cualquier congregación religiosa.
Después de muchas conversaciones y reuniones, el deseo se hizo realidad: a principios de septiembre de 1894 partió para El Salvador una expedición de cinco oblatas: Berta de Curzón (francesa), María Poninska (polaca), Aurelia Espinat (francesa), María Ségul (alemana), María Pringle (inglesa), quienes fundaron el Colegio Sagrado Corazón diez años después de la partida al cielo de Luisa Teresa, y el 6 de enero de 1895 abría sus puertas el primer colegio de las oblatas en tierras salvadoreñas, con 17 alumnas, en la 4ª Avenida Sur nº 48, en San Salvador.
El viaje, a bordo del vapor ‘Lamerique’, fue toda una aventura: se declaró una epidemia de cólera; un ciclón hizo encallar el barco en un banco de arena y los pasajeros tuvieron que esperar en la playa de Point à Pitre en la isla Guadalupe… Lograron llegar a Panamá, cruzaron el istmo y se embarcaron para El Salvador; pero al llegar al puerto de Acajutla no pudieron desembarcar porque en el país se había declarado una epidemia de fiebre amarilla; las cinco Oblatas fueron a parar a Guatemala, donde las recibió el embajador de Francia, quien les ofreció una casa para fundar un colegio en ese país, sin embargo, ellas siguieron fieles a su misión de venir a El Salvador.
Finalmente, a principios de diciembre de 1894, después de un viaje de tres meses llegaron al país, desde Guatemala. Las cinco europeas que se entendían en francés tuvieron que aprender rápidamente el español.
“Recordar” este día, es “volver a pasar por el corazón” tanta memoria que evoca nuestra GRATITUD y ADMIRACIÓN por estas primeras Oblatas que viviendo la “osadía de dejarse llevar”, nos permiten celebrar estos 120 años de presencia en El Salvador. Años marcados por diversas vicisitudes que han puesto a prueba nuestra Oblación de distintas formas: epidemias, fallecimientos, cambios de local por ser propiedades alquiladas, dificultades económicas, otros; sin embargo, la presencia del Señor ha sido palpable, su fidelidad dura por siempre. Ya en 1906 surgen las primeras vocaciones centroamericanas: la ahuachapaneca Lucía Gallegos y la santaneca Josefina Carrillo, QDDG.
El contexto político social de nuestro país, nos ha llevado a discernir los signos de los tiempos a la luz del Evangelio, y de esta forma, hemos querido responder de la manera más eficaz, a las exigencias educativas de la sociedad actual, de allí que la innovación y renovación de las áreas del conocimiento y la fidelidad al carisma institucional es nuestro baluarte.
En este día, apasionadas por el presente y abrazando el futuro con esperanza, renovamos nuestro compromiso de “SER EN EL CORAZÓN DEL MUNDO TESTIGAS DEL AMOR Y FERMENTOS DE UNIDAD, DAR A CONOCER AL DIOS DE TERNURA”. (Carisma institucional)
Fotos de la celebración: