Eucaristía de clausura
Queridas Hermanas, queridos Padres, queridos amigos:
¡Este día que he hecho el Señor, es un día de fiesta y de alegría!
Hoy celebramos la fiesta de la Inmaculada Concepción de María. Es también la fiesta de nuestro Instituto. Nuestra fundadora Luisa Teresa nos ha dado a María como Reina y Madre, y como modelo de vida.
Hoy los miembros de la Consulta Ampliada y del Consejo General Ampliado, representando las tres ramas de tres continentes, rodeadas por las oblatas venidas de las comunidades de Guatemala y de Costa Rica, nos hemos reunido para esta Eucaristía. En comunión con nosotras están también las Oblatas de los diferentes países.
Hoy estamos en la acción de gracias por los 25 años de Oblación al Corazón de Jesús, de hermana María Teresa Reséndiz (Tere, como le decimos cariñosamente).
Tere:
Gracias por todo lo que eres en nuestro Instituto…
Gracias por tu presencia misionera en medio del pueblo de San Antonio de Padua.
Gracias por tu servicio cerca de los pobres...
Gracias por tu sencillez y por tu fidelidad a nuestro carisma de Oblata...
Pedimos al Señor que puedas profundizar en ti cada día el deseo de su presencia; que Él te de todas las gracias que te son necesarias para seguir el camino comenzado al servicio del Reino de Dios, ¡hace ya 25 años!
Hace un rato, todas nosotras renovamos nuestra Oblación en nuestros respectivos idiomas.
Preside esta eucaristía el Padre Miquel Cortés SJ, amigo de las oblatas desde hace mucho tiempo. Gracias padre por haber aceptado compartir y celebrar con nosotras este acontecimiento. Concelebran el Padre Rogelio y el Padre Jesús, gracias también a ellos por estar con nosotras.
En este día de fiesta queremos dar gracias al Señor por el gran signo de su bondad que nos ha dado en María, su Madre, nuestra Madre y Madre de la Iglesia. Aprendamos de la Virgen María, ella que fue la primera en acoger en su corazón, a vivir en su compañía, en su presencia.
Nos gusta recordar algunas palabras de Luisa Teresa:
“Esta dulce soberana es no solamente nuestra Madre, sino que quiere ser especialmente para nosotras, una guía en todos los instantes. Debemos ser sus discípulas, las más humildes, las más atentas, las más dóciles. Ella no nos pide nada extraordinario: La vida común, encontramos el ejemplo en Nazareth”.
Al final de la misa
“¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Salmo 115 (116),12
Durante esta semana, hemos progresado en el tejido de nuestras relaciones, del conocimiento de diversos contextos, de la solidaridad.
Juntas hemos tejido una nueva página de nuestra historia. Podemos, día tras día, continuar tejiendo la solidaridad y la comunión para la vida de nuestro Instituto, del mundo y de nuestros hermanos y hermanas.
Nosotras vamos a partir fortalecidas para la misión.
Agradecemos inmensamente a Hermana Eva, a su consejo y a todo el equipo que ha trabajado en la organización de este acontecimiento.
Toda nuestra gratitud a las hermanas de Guatemala por su calurosa acogida.
A todas, nuestro agradecimiento por el trabajo discreto y eficaz, desde la cocina hasta el secretariado.
Gracias también a todo el personal de mantenimiento por su colaboración.
Gracias una vez más a hermana Ana María, Marisa y Chantal, Rocío, Doris, Hervé… por la ayuda que ustedes nos han dado.
Padre Miquel, gracias por el tiempo que usted nos ha consagrado, usted estará en nuestras oraciones, que el Señor le recompense con la abundancia de sus dones.
¡Que por María, Jesús nos haga sentir el Amor de su Corazón y sea Él mismo nuestra recompensa!
Julia Sousa