La Fe y El Amor
La Oblación está en el corazón de nuestras vidas. Es un movimiento de amor en respuesta a la infinita ternura del Padre. En un ímpetu de gratitud y disponibilidad ante su designio, nos ofrecemos siguiendo a Jesús.
"Salgamos de nosotras mismas" L. T. M.
Nos confiamos al Padre que nos renueva constantemente. Su Amor misericordioso nos da la gracia de participar con alegría en el servicio de nuestros hermanos. Lo más importante para nosotros es darlo a conocer, mostrar su ternura en nuestro entorno, nuestro trabajo, nuestra familia.
"Pequeños carbones dispersos no pueden producir llama ni calor; pero unidos, pueden encender un gran fuego capaz de iluminar y calentar el mundo”. Sra. de Raffin.
Obtenemos nuestra fuerza en los sacramentos, la oración diaria y la meditación de las Escrituras, especialmente el capítulo 17 del Evangelio de San Juan. Como a Luisa Teresa, las enseñanzas de Santa Teresa de Ávila y San Ignacio de Loyola nos guían.
"Qué me dice la fe? Qué me dice el evangelio? Qué me dice la Iglesia? L. T.
La adoración del Santísimo Sacramento, la oración contemplativa y la escucha de la Palabra unifican nuestra vida a la imagen de la Santísima Trinidad, para permitirnos crecer en unión fraterna con Cristo.
"Nada es más importante que la unión entre nosotros" L. T. M.
El Espíritu que brota del Corazón traspasado de Jesús nos guía. Así podemos "mostrar al mundo la alegría de pertenecer a Dios y llegar a ser como los apóstoles después de Pentecostés".
"Abran la boca de tu alma y respiren el Espíritu" L. T. M.
Nuestra existencia es sencilla, a la imagen de la Sagrada Familia en Nazaret. María es nuestro modelo, es ella quien nos muestra el camino en seguimiento de Jesús.
"Ser más que parecerr" L.T.M.
Animadas por el fuego del Amor, discernimos cómo responder a los llamados de Dios en nuestra vida diaria.
"Si hago obras, es el fruto de mi oración” L.T.M.