Damos gracias a Dios
Luisa-Teresa de MONTAIGNAC (1820-1885) Fundadora del Instituto
por pantoine — Última modificación 29/06/2018 10:05 — Histórico
Nacimiento de su vocación
Luisa Teresa de Motaignac nació el 14 de mayo de 1820 en una familia profundamente cristiana y unida. Niña sensible y radiante, se conmueve al contemplar la escena del pesebre la noche de Navidad.
“Comprendí ese misterio de un Dios-Niño, pobre y sufriente…” L.T.
Educada por su tía y madrina, la Señora de Raffin, vive con ella, mujer creyente y comprometida con la sociedad de su época y hace de ella su modelo..
Joven entusiasta, descubre los escritos de Santa Teresa de Ávila. Le gusta la oración de los salmos, la contemplación y la adoración del Santísimo Sacramento. Su tía le da a conocer el voto al Sagrado Corazón y Luisa Teresa lo pronunciará el 8 de septiembre de 1843. Para ella es un acto fundador.
Un legado inusual
Su tía percibe el riesgo del materialismo incipiente, la indiferencia religiosa y el crecimiento del individualismo que impregna la estructura familiar. Ante esto elabora el proyecto de una asociación de mujeres influyentes que, por el voto al Sagrado Corazón, se comprometan a irradiar el Amor del Corazón de Jesús.
Luisa Teresa, después de la muerte de su tía, renuncia a entrar al Carmelo para asumir plenamente la realización de este ambicioso proyecto.
Una mujer de fe y acción
En 1848, Luisa Teresa se traslada a Montlucon donde inicia un intenso apostolado: funda un orfanato, se dedica a la congregación de las hijas de María, organiza el catecismo a los niños y jóvenes pobres y retiros para las familias de trabajadores. Funda la obra de las iglesias pobres, establece la Adoración Reparadora y construye, entre 1862 y 1864, una capilla dedicada al Amor del Corazón de Jesús. Crea la Obra de los Samueles para de niños pequeños que podrían tener la vocación sacerdotal e iniciar el seminario menor.
En 1875, Luisa Teresa fue nombrada Secretaria General del Apostolado de la Oración, y como tal, mantiene una abundante correspondencia con sus miembros en Francia y en el mundo.
Ella se ve afectada por la tuberculosis ósea y trata de aliviar el dolor con tratamientos en aguas termales durante los cuales hace amistad con mujeres influyentes que jugarán un papel clave en el desarrollo de sus obras, que se extendieron rápidamente en la Diócesis de Moulins y otras regiones de Francia.
En 1874, la Pía Unión de Oblatas del Sagrado Corazón nace oficialmente, sus primeras reglas de vida aprobadas por el Obispo de Moulins. En 1880, Luisa Teresa fue elegida Superiora General y continuó la redacción de las Constituciones. Maestra de vida espiritual, sabe adaptar la formación de las primeras Oblatas según su estado de vida y sus dones. Ella mantiene una correspondencia abundante y cordial con sus colaboradoras. Abre rápidamente nuevas casas en París, Montélimar, Lyon y Paray le Monial.
Vibra con los acontecimientos mundiales, muestra un gran amor a la Iglesia, lee los periódicos todos los días, permanece atenta a la lectura de los signos de los tiempos y en sus combates, sigue difundiendo su amor por Cristo y su firme ashesión a la Iglesia universal.
Después de un tiempo de gran sufrimiento y unión a la Pasión del Señor, murió el 27 de junio de 1885 en Montlucon.
El 4 de noviembre de 1990, el Papa Juan Pablo II proclamó Beata en Roma. La Iglesia reconoce en Luisa Teresa: “el modelo de una fe profundamente vivida y activa”.